Episodios

<<Dices que no hay amor a menos que dure para siempre. Tonterías, hay episodios mucho mejores que la obra entera.>>
William Butler Yeats (1865 – 1939)

Andréi Tarkovsky, Solaris, 1972.

Wong Kar-Wai, In the mood for love, 2000.

François Truffaut, Baisers volés, 1968.

Clint Eastwood, The bridges of Madison County, 1995.

Woody Allen, Annie Hall, 1977.

Alain Resnais, Hiroshima mon amour, 1959.

Tony Scott, True Romance, 1993.

Kim Ki-duk, 3-Iron, 2004.

Michel Gondry, Eternal sunshine of the spotless mind, 2004.

Charles Chaplin, The kid, 1921.

Quentin Tarantino, Pulp Fiction, 1994.

Wong Kar-wai, As tears go by, 1988.

Ang Lee, Brokeback mountain, 2005.

Terrence Malick, Badlands, 1973.

James L. Brooks, As good as it gets, 1997.

Irvin Kershner, Star Wars: Episode V – The Empire Strikes Back, 1980.

John Hillcoat, The road, 2009.

Peter Jackson, Heavenly creatures, 1994.

Jean-Luc Godard, Pierrot le fou, 1965.

Sam Mendes, Revolutionary Road, 2008.

Terrence Malick, The New World, 2005.

Michael Haneke, Amour, 2012.

Zhang Yimou, The road home, 1999.

David Fincher, Fight Club, 1999.

Howard Zieff, My girl, 1991.

Woody Allen, Manhattan, 1979.

Sam Mendes, American beauty, 1999.

Ridley Scott, Thelma and Louise, 1991.

Luc Besson, Léon, 1994.

Wim Wenders, Paris, Texas, 1984.

Kim Ki-duk, Breath, 2007.

Michael Curtiz, Casablanca, 1942.

«Tus ojos que antaño nunca se cansaron de los míos,
se inclinan hoy con pesar bajo tus párpados oscilantes
porque nuestro amor declina».

Y responde ella:
«Aunque nuestro amor se desvanezca,
permanezcamos junto al borde solitario de este lago,
juntos en este momento especial
en el que la pasión, pobre criatura cansada, cae dormida.
¡Qué lejanas parecen las estrellas,
y qué lejano nuestro primer beso,
y qué viejo parece mi corazón!».

Pensativos caminan por entre marchitas hojas,
mientras él, lentamente, sosteniendo la mano de ella, replica:
«La Pasión ha consumido con frecuencia
nuestros errantes corazones».

Los bosques les rodeaban, y las hojas ya amarillas
caían en la penumbra como desvaídos meteoros,
entonces un animalillo viejo y cojo renqueó camino abajo.
Sobre él, cae el otoño;  y ahora ambos se detienen
a la orilla del solitario lago una vez más.
Volviéndose, vio que ella había arrojado unas hojas muertas,
húmedas como sus ojos y en silencio recogidas
sobre su pecho y su pelo.

«No te lamentes», dijo él, «que estamos cansados
porque otros amores nos esperan,
odiemos y amemos a través del tiempo imperturbable,
ante nosotros yace la eternidad,
nuestras almas son amor y un continuo adiós».

William Butler Yeats (1865 – 1939), Efímera.